Organización de la atención al alumnado con N.E.E.

ORGANIZACIÓN

Cada niño tiene sus características peculiares que le constituyen en ser único, individual e irrepetible, y le generan distintas y específicas necesidades. Estas características hacen referencia tanto a los rasgos peculiares de su personalidad, como a sus diferentes ritmos de desarrollo, minusvalías, deficiencias o especificidades sociales y culturales.
Las Escuelas de Infantil y Primaria deben respetar y aceptar estas necesidades,  partir de ellas y adaptar su planificación a las demandas y peculiaridades de cada uno, no imponiendo un único modelo a conseguir por todos los niños, sino ayudando a cada uno a desarrollar sus potencialidades y a elaborar el suyo propio. La institución escolar debe contemplar que tanto las condiciones materiales como las pedagógicas sean las óptimas para responder a las necesidades específicas que cada niño plantea.
De estas condiciones vamos a detenernos en examinar las siguientes:
Organización del espacio:
Una escuela que potencia la diversidad y respeta la individualidad de los niños, que parte de una concepción del niño como sujeto activo y de la educación como proceso de construcción y cooperación, es una escuela en la que se desarrollarán actividades diversas simultáneamente (individuales y en grupo, autónomas y orientadas, etc.). Ello supone un mayor movimiento por parte de los niños y del educador y requiere un diseño del espacio flexible y adaptable a las distintas formas de actuación y situaciones de aprendizaje.
El espacio escolar será abierto, sin barreras, facilitando el acceso del niño a todas las dependencias.
Organización del tiempo:
El desarrollo del niño es un proceso que se constituye en el tiempo. El niño tiene derecho a disponer del tiempo que necesite para crecer y el educador debe dar tiempo al niño, no tener prisa, no acelerar el proceso pues cada niño necesita un tiempo diferente, tiene su propio ritmo de autoestructuración emocional, cognitiva y social, y su ritmo vital particular (unos son lentos, otros rápidos...). Esto ha de reflejarse en la distribución temporal de la jornada escolar que, consecuentemente, no podrá ser rígida ni inflexible, ni para todos los niños igual.
Hay momentos en la vida de los alumnos que los educadores deben cuidar de una forma esmerada y especial: la llegada de los niños cada día, el momento del cambio de ropa y de limpieza, la comida, la despedida.... En ellos, es necesario que el niño experimente la vivencia de una auténtica relación personal y afectiva, de una comunicación intensa y dirigida especialmente a él.
Organización del material:
En la Escuela Infantil, principalmente, hay que procurar que cada mueble o juguete que esté al alcance de los niños le ofrezca ricas y variadas posibilidades, para que al utilizarlos provoquen reacciones que estimulen la actividad infantil en toda su profundidad.
Una buena selección de materiales debería prever:
- Un equipo de mobiliario funcional, adaptado a todos los niños,
incluyendo también a los de necesidades especiales.
- Un equipo de material didáctico que prevea suficientemente las distint8s variantes del desarrollo de las capacidades físicas, sensoriales, cognitivas, artísticas, sociales, simbólicas, etc.
Organización del currículum:
Centrándonos en el currículum de Educación Infantil, dirigido a niños de 0 a 6 años, parece conveniente que no se propongan aspectos especiales para distintos tipos de diferencias (necesidades específicas), sino que el mismo currículum se adapte a las capacidades y ritmos de desarrollo de todos y cada uno de los niños que estén en la escuela.
Un currículum es integrativo en la medida en que cumple las siguientes características:
- Se dirija a una población lo más amplia posible en la que obligatoriamente deberán incluirse los alumnos excepcionales y no excepcionales.
- Asigne su instauración al maestro titular del aula.
- Sea abierto y flexible.
- Inscriba sus objetivos generales y específicos en el marco de las orientaciones previstas por la Administración para las escuelas ordinarias.
O como señala Weddell, "debería procurarse que los alumnos deficientes alcanzasen, esencialmente, los mismos objetivos que los chicos normales, sólo que a un ritmo más lento y con un grado de profundización y crítica inferiores".